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Tatenen ('la tierra que emerge') era el dios creador (alfarero), dios de la vegetación y de todo lo que nace y crece bajo tierra, minerales, aguas subterráneas y de algunos animales, según la mitología egipcia. Su título era el de «Padre de todos los dioses».
Hombre con cetro, cuernos retorcidos y dos plumas. A veces con cabeza de carnero y corona con dos plumas. También con cabeza de serpiente. Y como momia de piel de color verde.
Encarna la colina primordial que surgió en los primeros tiempos, en el nacimiento del mundo, y lo asociaban a los terrenos que emergen cuando disminuía la crecida del río Nilo.
Como dios creador, vive en la Duat, y es protector de los difuntos. Como deidad de la vegetación es el responsable de la naturaleza que surge de sus dominios, tiene la piel verde y representa la tierra cultivable y el renacimiento, tanto en la Tierra como en el Más Allá.
Llevaba el título de «Padre de todos los dioses» y de «Señor de los Jubileos» en la ceremonia de renovación del faraón, o Heb Sed.
Se le asimiló con Ptah en Menfis, como Ptah-Tatenen, y con el dios de la tierra Geb. Posiblemente con Thot como «contador del Tiempo».
Se le rindió culto en Menfis (como Ptah), This, Asiut y Hermópolis. Está representado en todos los templos y tumbas de Egipto en los santuarios y montículos sobre los que se depositaba el sarcófago, simbolizando la tierra emergida.
Tatenen en jeroglífico |
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