En el artículo de hoy vamos a explorar el fascinante mundo de Buraq, un tema que ha capturado la atención de la humanidad durante décadas. Desde sus orígenes hasta sus impactos actuales, Buraq ha jugado un papel fundamental en nuestras vidas, influenciando la forma en que pensamos, nos comportamos y nos relacionamos con el mundo que nos rodea. A lo largo de este artículo, examinaremos los diversos aspectos de Buraq, desde su importancia histórica hasta su relevancia en la actualidad, proporcionando una visión profunda y completa de este tema tan intrigante. Sumérgete con nosotros en este viaje de descubrimiento mientras exploramos los misterios y maravillas de Buraq.
Buraq (árabe: البراق, literalmente: relámpago, rayo, luz cegadora o blancura cegadora) es un equino mitológico, que aparece en la tradición islámica. Según la misma, Buraq fue quien trasladó a Mahoma de la Tierra al Cielo y de regreso durante el Isra' y el Mi'raj (viaje nocturno), episodio mencionado en uno de los capítulos del Corán. Sin embargo, ningún hadiz o texto temprano aluden a un rostro humanoide, tan solo a un "corcel hermoso" mayor que un burro y menor que una mula, descripción que probablemente se malinterpretó al traducirse al persa, extendiendo en el arte islámico persa e indio la figura con un bello rostro femenino. Las descripciones tampoco aclaran el sexo de la criatura, tradicionalmente descrito en masculino, los textos a partir del siglo XIX lo han hecho en femenino, también se ha sostenido que sencillamente no tendría género.
El relato musulmán cuenta que diez años después de convertirse Mahoma en profeta, estaba en La Meca en casa de su primo, haciendo su quinta oración y después de eso se fue a orar a la Masjid Al-Haram, la mezquita de la Kaaba. Entonces, el ángel Gabriel se presentó ante él.
Antes que nada, le abrió el pecho y le sacó el corazón y lo limpió con agua bendita. Después de eso, Gabriel le regresó su corazón sin ninguna herida, y llamó a Buraq, que llegó para que Mahoma lo montara. En compañía de Gabriel, viajaron a la «más lejana mezquita» (Jerusalén) extremadamente rápido. Cuando llegaron, Mahoma entró con Gabriel y asistieron a la oración en la imprecisa mezquita Tahiyyatul, que se identificó después con la mezquita de al-Aqsa.
Luego ellos ascendieron al primer Cielo y al siguiente y así sucesivamente, hasta el séptimo y más elevado, donde Gabriel dejó a Mahoma con los otros profetas antes de continuar hasta Sidratul Muntaha para conocer a Dios. Aunque estaba muy cerca de Dios, no vio su cara. Dios mostró a Mahoma luego unas terribles escenas del infierno y el dolor de los castigos. Al finalizar, Mahoma bajó de nuevo a la Tierra y continuó su predicación.