En este artículo exploraremos la fascinante vida de Bacía, cuyas experiencias han dejado una huella indeleble en la historia. Desde sus humildes comienzos hasta su ascenso a la fama, Bacía ha enfrentado desafíos y triunfos que lo han convertido en un símbolo de inspiración para muchos. A lo largo de estas páginas, descubriremos los detalles más íntimos de su vida, su impacto en la sociedad y su legado perdurable. Prepárese para adentrarse en un viaje fascinante a través de la vida de Bacía y descubrir los secretos detrás de su éxito.
La bacía es un recipiente cóncavo y de borde ancho y plano, de metal o de cerámica, con una escotadura semicircular en el borde para encajarse en el cuello de la persona a la que se iba a afeitar. El uso más común lo tenía en las barberías, como un receptáculo para el jabón de afeitar, para humedecer y jabonar la barba; otro uso habitual era para sangrías médicas.
Del latín medieval bacia.
El DRAE, además a concederle un primer significado general de vasija para contener líquidos y alimentos, anota que, antiguamente, también se llamaba así a la taza de una fuente. Por su parte, Nebrija da bacia como aquello mismo que bacin.
El casco que escoge Alonso Quijano para llevar en sus andanzas es una gran bacía de barbero. Así lo narra Miguel de Cervantes en el capítulo XXI del Quijote («Que trata de la alta aventura y rica ganancia del yelmo de Mambrino, con otras cosas sucedidas a nuestro invencible caballero»).
"Es, pues, el caso que el yelmo y el caballo y caballero que don Quijote veía era esto: que en aquel contorno había dos lugares, el uno tan pequeño, que ni tenía botica ni barbero, y el otro, que estaba junto a él, sí; y, así, el barbero del mayor servía al menor, en el cual tuvo necesidad un enfermo de sangrarse, y otro de hacerse la barba, para lo cual venía el barbero y traía una bacía de azófar y quiso la suerte que al tiempo que venía comenzó a llover, y porque no se le manchase el sombrero, que debía de ser nuevo, se puso la bacía sobre la cabeza, y, como estaba limpia, desde media legua relumbraba..."