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Un vivero, del latín vivarium, es un conjunto de instalaciones agronómicas en el cual se cultivan todo tipo de plantas hasta que alcanzan el estado adecuado para su distribución, venta o consumo propio. Es decir, los viveros son sitios especialmente dedicados a la producción de plántulas de la mejor calidad y al menor costo posible.
Cualquier vivero de mediana producción requiere de, al menos, un:
Y puede poseer, en el caso de ser más complejo:
El sustrato empleado generalmente es la turba rubia, o bien mezclas de esta con tierra, vermiculita, perlita, abono de liberación lenta y fibra de coco.
El riego es crucial para el buen desarrollo del cultivo, si bien su demasía puede ocasionar micosis y otras enfermedades.
En la fase de semillero suele tratarse de bandejas de 60 alveolos de 240 cc donde el cepellón puede poseer una fuerte raíz primaria no espiralada y multitud de raíces secundarias. Durante el desarrollo el vegetal se trasplanta a contenedores de mayor tamaño: hasta de varios litros.
La luz es necesaria para la fotosíntesis y para evitar micosis. La selección de longitudes de onda de su espectro electromagnético ha de ser controlada en invernaderos y umbráculos.
La temperatura y humedad ambiental deben controlarse puesto que afecta al grado de transpiración y evaporación, y la aparición de enfermedades.
Las micorrizas facilitan el desarrollo de biomasa vegetal y su resistencia al estrés hídrico.