En el artículo de hoy vamos a profundizar en el tema de La Libre Belgique, una cuestión que ha suscitado gran interés en los últimos tiempos. Desde sus orígenes hasta la actualidad, La Libre Belgique ha sido objeto de debate y análisis en diversos ámbitos, desde la política hasta la ciencia, pasando por la cultura y la sociedad en general. En este artículo, exploraremos las diferentes perspectivas y enfoques que se han dado a La Libre Belgique a lo largo del tiempo, así como su impacto y relevancia en el mundo contemporáneo. Mediante un análisis exhaustivo y riguroso, buscaremos arrojar luz sobre este tema tan apasionante y complejo, con el objetivo de brindar a nuestros lectores una visión integral y actualizada sobre La Libre Belgique.
La Libre Belgique | ||
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País | Bélgica | |
Sede central | Bruselas | |
Idioma | francés | |
Fundación | 1915 | |
Fundador | Victor Jourdain y Louis Jourdain | |
Circulación | ||
ISSN | 1379-6992 | |
Página web oficial | ||
La Libre Belgique es un diario belga en lengua francesa que fue fundado en febrero de 1915 como diario clandestino de la resistencia contra la ocupación alemana, durante la Primera Guerra Mundial. Después de la guerra, Paul Jourdain, el hijo del fundador del diario clandestino, con carta blanca del cardenal Désiré-Joseph Mercier, hizo un diario estándar que hasta finales de los años 1960 fue el diario más influyente de Bélgica.
En los años 1960 tenía una tirada de más de cien mil ejemplares, y a pesar de ser publicado en francés, la mitad se vendía en Flandes. Hacia el fin de la década, empezó el ocaso y tuvo que colaborar, por meras razones económicas, con el entonces enemigo jurado, el diario liberal y «ateo» La Dernière Heure. Hasta el año 1999 era de estricta ideología católica, monárquica y conservadora, pero entonces se modernizó y se adaptó a los nuevos tiempos de una sociedad aconfesional y emancipada, cosa que contribuyó a la desaparición de los diarios de partido o de ideología, como pasó con la prensa socialista. Durante mucho tiempo fue el último bastión del unionismo belga, leído a ambos lados de la frontera lingüística por la burguesía conservadora, pero poco a poco supo adaptarse a la realidad del nuevo estado federal y de la desaparición de los «pilares» políticos tradicionales. Sigue una línea editorial de ideología de centro derecha y acepta en sus columnas críticas al ala más conservadora del catolicismo o la dogmática moral sexual, cosa que era inimaginable en el siglo XX.