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Con el nombre de Imperio colonial noruego se hace referencia a las posesiones noruegas durante la Edad Media. Sin embargo, durante el siglo XX, Noruega adquirió nuevos territorios, sobre todo en el Ártico y en la Antártida.
El Imperio noruego se consolidó como consecuencia de la potencia de la flota naval del país, y por tanto se convirtió en un imperio sobre todo insular. Fue perdiendo territorios en litigios con los escoceses y, también, mediante cesiones a Dinamarca, con quien se unió en 1380 mediante la denominada Unión de Kalmar.