Diputación Foral de Álava

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Diputación Foral de Álava
Arabako Foru Aldundia



Palacio de la Diputación.
Localización
País España
Coordenadas 42°50′50″N 2°40′32″O / 42.84722, -2.67556
Información general
Sigla DFA-AFA
Jurisdicción Álava Álava
Tipo Diputación Foral
Sede Palacio de la Diputación
Organización
Diputado General Ramiro González
Teniente de Diputado General María Pilar García de Salazar
Composición Véase Composición actual
Historia
Fundación siglo XV
www.araba.eus
Bandera de Álava.

La Diputación Foral de Álava (en euskera: Arabako Foru Aldundia) es el órgano de gobierno del territorio histórico y provincia de Álava de la comunidad autónoma del País Vasco en España.

Además de las competencias ordinarias que ejercen las diputaciones provinciales de las restantes provincias de España, la Diputación Foral de Álava ejerce competencias específicas de Diputación Foral derivadas de la naturaleza de Álava como territorio histórico del País Vasco en España, en virtud de su Estatuto de Autonomía, por ejemplo tiene importantes competencias tributarias, en urbanismo y en asuntos sociales.

Historia

Orígenes medievales y Edad Moderna: las Juntas y la Diputación Foral

La institucionalidad foral alavesa se remonta a 1463, cuando las Hermandades de Álava se unificaron bajo el amparo del rey Enrique IV de Castilla. En la reunión de Rivabellosa de ese año, se redactó el Cuaderno de Leyes y Ordenanzas de la Hermandad Provincial de Álava, que Enrique IV aprobó, dando nacimiento a las Juntas Generales de Álava. Dichas ordenanzas establecieron por primera vez una organización político-administrativa para el territorio:

  • Composición de las Juntas Generales: Cada hermandad local elegía uno o dos procuradores que se reunían en Juntas Generales​. Se fijaron dos sesiones ordinarias anuales, una en mayo (en las Tierras Esparsas, fuera de Vitoria) y otra en noviembre en Vitoria-Gasteiz, con posibilidad de convocar extraordinarias​. Las decisiones de las Juntas tenían fuerza de ley en Álava.
  • Creación de la Diputación: Las Juntas debían nombrar una Junta Particular presidida por un diputado general. Este órgano permanente resolvía los asuntos cuando las Juntas no estaban reunidas y velaba por el cumplimiento de los Fueros y acuerdos de las Juntas​. El Diputado General presidía las Juntas Generales (aunque estaba subordinado a ellas) y actuaba como máxima autoridad civil, política y militar en la provincia. Inicialmente era designado por el monarca (los primeros fueron Lope López de Ayala y Diego Martínez de Álava, nombrados por los Reyes Católicos), pero desde la Concordia de 1534 pasó a ser elegido por la propia provincia de entre los procuradores vitorianos​.
  • Régimen foral y privilegios: Álava gozaba de importantes exenciones forales. No pagaba los impuestos regios directos que gravaban a otras provincias, contribuyendo solo voluntariamente mediante el Donativo Fora. Asimismo, estaba exenta de aportar tropas al ejército real en guerras fuera del territorio (contaba con su propia milicia para la defensa local) y podía vetar la aplicación de leyes o decretos reales contrarios a sus fueros mediante el derecho de pase foral. Este estatus privilegiado quedó confirmado por Carlos V y permaneció vigente durante siglos, afianzando la identidad y autonomía alavesas en la Edad Moderna. En el siglo XVIII se empezó a hablar explícitamente de Fueros (en vez de ordenanzas), reforzando la posición foral del territorio​.

Durante los siglos XVI al XVIII, las Juntas Generales (como asamblea de los pueblos alaveses) y la Diputación (como órgano ejecutivo de las Juntas) funcionaron como el núcleo del autogobierno alavés del Antiguo Régimen. Las decisiones de las Juntas cubrían materias fiscales, administrativas y de orden público, con el Diputado General encargado de ejecutarlas. Este modelo de gobierno local representativo y pactista persistió sin cambios fundamentales hasta comienzos del siglo XIX, resistiendo las embestidas centralizadoras gracias al pacto foral con la Monarquía.

El siglo XIX: liberalismo, guerras carlistas y abolición foral (1839-1876)

El siglo XIX trajo las revoluciones liberales, que chocaron con el régimen foral tradicional. Durante la Guerra de la Independencia (1808-1814) y el convulso periodo constitucional, Álava logró restablecer sus fueros tras la partida de los franceses (el bastón de Diputado General volvió a manos de Miguel Ricardo de Álava en 1814. Sin embargo, la pugna entre absolutistas y liberales desembocó en la Primera Guerra Carlista (1833-1839), en la que las provincias vascas, defensoras de “Dios y Fueros”, mayoritariamente apoyaron al pretendiente Carlos V. La contienda terminó con el Abrazo de Vergara (31 de agosto de 1839) y la firma de la Ley del 25 de octubre de 1839, por la que las Cortes reconocieron los fueros vascos pero se reservaron la facultad de su modificación para acomodarlos al sistema constitucional. En la práctica, esta ley mantuvo provisionalmente las instituciones forales, pero supeditadas a futuros cambios de mutuo acuerdo.

Álava, al igual que Bizkaia y Gipuzkoa, continuó gobernada por sus Juntas Generales y Diputación Foral en las décadas de 1840-1860, aunque bajo la incertidumbre sobre el alcance de sus fueros en el nuevo Estado liberal. Las tensiones persistieron y estallaron de nuevo en la Tercera Guerra Carlista (1872-1876), donde el carlismo vasco-navarro se alzó en defensa del fuerismo y el catolicismo tradicional. Tras la derrota carlista, el gobierno central optó por solucionar de una vez la “cuestión foral”. En un clima de ocupación militar y desconfianza mutua, se impuso la Ley de 21 de julio de 1876, que declaró abolidos los Fueros vascos y, con ellos, las Juntas Generales y Diputaciones Forales​. Esta abolición foral supuso el fin del régimen autónomo del Antiguo Régimen.

No obstante, el estadista Cánovas del Castillo, artífice de la Restauración, buscó una solución transaccional para integrar a los vascos sin destruir del todo su autonomía. Dado que las Diputaciones forales se negaban a colaborar en la aplicación de la nueva ley (llegaron a dimitir en bloque, como hizo en Álava Domingo Martínez de Aragón en febrero de 1877), el Gobierno central disolvió por decreto las Juntas Generales e impuso Diputaciones Provinciales formadas por foralistas moderados o “transigentes” leales. En Álava, encabezó esta diputación el veterano político Benito María de Vivanco, líder del sector dispuesto a negociar. Fruto de esas negociaciones fue el establecimiento del Concierto Económico de 1878: un acuerdo por el cual Álava, Bizkaia y Gipuzkoa conservaron la capacidad de establecer, recaudar e invertir sus propios impuestos (como hacían con los fueros), a cambio de aportar al Estado una cuota anual (cupo) pactada​. Este régimen concertado, muy similar al que regía Navarra desde 1841, garantizó por otros medios la continuidad de la tradicional autonomía fiscal y administrativa vasca incluso dentro del nuevo Estado liberal​.

En resumen, en el siglo XIX Álava pasó de un régimen foral pleno a integrarse en el sistema provincial español, pero logrando mantener una parte esencial de su autogobierno (la hacienda foral) gracias al Concierto Económico. La Diputación Foral histórica fue sustituida en 1877 por la Diputación Provincial de Álava, órgano ya no subordinado a las Juntas (que desaparecieron) sino al gobierno central, pero dotado de atribuciones para recaudar tributos y atender los asuntos provinciales con la misma autonomía financiera que antes.

Diputación Provincial de Álava (1877-1936): Concierto, economía y modernización

A partir de 1877, Álava se constituyó como una provincia más dentro de España, con una Diputación Provincial inicialmente designada y luego integrada en el sistema electoral de la Restauración. La Diputación de Álava (1877-1936) funcionó con arreglo a la legislación provincial común, pero con la particularidad de gestionar el Concierto Económico pactado en 1878. Esto le otorgó recursos y margen de decisión notables para una provincia pequeña, permitiéndole encarar proyectos de desarrollo.

En las últimas décadas del siglo XIX, la Diputación Provincial, compuesta por los notables del territorio, se ocupó de la construcción de infraestructuras básicas. Se mejoró la red de carreteras provinciales para conectar Vitoria con las cuadrillas rurales y con las provincias vecinas. Asimismo, se apoyó la llegada del ferrocarril: la línea Madrid-Irún (que atraviesa Álava) ya operaba desde 1864, pero la Diputación impulsó conexiones complementarias, como el ferrocarril Vasco-Navarro, que uniría Vitoria con Estella (inaugurado en 1889). Gracias al régimen fiscal propio, la corporación pudo invertir en obras públicas, puentes, caminos y otros equipamientos modernizadores, situando a Álava en la senda del progreso.

En el ámbito económico, Álava entró tardíamente en la industrialización, pero la Diputación jugó un rol facilitador. Se fomentó la modernización de la agricultura y la vitivinicultura – por ejemplo, en Rioja Alavesa se introdujeron técnicas bordelesas que permitieron la producción de vinos de calidad a gran escala, con bodegas emblemáticas como Marqués de Riscal desde 1860. La Diputación apoyó estas iniciativas agrarias (no en vano varios diputados provinciales eran terratenientes viticultores) y estableció ferias y mercados para impulsar el comercio local. También promovió la industria ligera en Vitoria: durante esta época se fundaron empresas señeras como la fábrica de naipes Heraclio Fournier (1868) o la fundición Ajuria en Araia, esta última impulsada por la familia del que luego sería diputado general Carlos de Ajuria​.

A nivel social y cultural, la Diputación Provincial de fines del XIX colaboró en la creación de instituciones culturales como la Comisión de Monumentos de Álava (fundada en 1900) para la protección del patrimonio histórico-artístico, antecedente del actual museo alavés. También estableció becas y ayudas a estudiantes sin recursos, y fundó el Boletín Oficial de Álava para publicar sus disposiciones. Vitoria, la capital, experimentó mejoras urbanas (alumbrado público, ensanche) en parte gracias al apoyo financiero de la Diputación.

Entrado el siglo XX, el Concierto Económico siguió renovándose periódicamente, asegurando a Álava recursos estables. La prosperidad industrial de la vecina Bizkaia benefició indirectamente a Álava, que pudo cooperar en proyectos regionales. La Diputación alavesa firmó convenios con las de Bizkaia y Gipuzkoa para infraestructuras comunes (ferrocarriles, carreteras como la de Altube hacia Bilbao, etc.). Durante la Dictadura de Primo de Rivera (1923-1930), la Diputación fue parcialmente intervenida (sustituida por una Comisión Gestora nombrada por el gobierno), pero Álava mantuvo su régimen fiscal especial. De hecho, Primo de Rivera llegó a plantear la eliminación de los conciertos económicos, lo que suscitó la oposición conjunta de las diputaciones vascas, lográndose finalmente su continuidad.

Hacia 1930, Álava presentaba indicadores modestos pero en ascenso: población urbana creciente en Vitoria, ferrocarriles funcionando, una incipiente industrialización (metalurgia, harineras) y sectores tradicionales (vino, agricultura) fortalecidos. Todo ello, en buena medida, gracias a la gestión eficaz de la Diputación Provincial y al oxígeno financiero que otorgaba el Concierto Económico​. Álava era, no obstante, el territorio vasco más rural y conservador, con estrechos lazos entre la Diputación y las élites locales (clero, hidalgos, burguesía agrícola).

Guerra Civil y franquismo (1936-1975): la Diputación en un enclave “aforado”

Álava tuvo una situación singular durante la Guerra Civil española y el posterior régimen franquista. Al estallar la sublevación militar en julio de 1936, Álava quedó rápidamente bajo control franquista (la capital, Vitoria, fue tomada por las tropas sublevadas el 19 de julio sin gran resistencia). Consecuencia directa de este alineamiento fue que el nuevo régimen de Franco premió a Álava (y a Navarra) por su “adhesión”, mantenido su Concierto Económico, mientras que castigó a Bizkaia y Gipuzkoa –declaradas “provincias traidoras”– aboliendo sus conciertos en 1937. Así, Álava siguió disfrutando de autonomía fiscal durante la dictadura, recaudando sus impuestos y pactando el cupo con Madrid, lo que la puso en mejor posición financiera que sus vecinas para la posguerra.

La Diputación Provincial de Álava continuó existiendo bajo el franquismo, si bien despojada de toda legitimidad democrática. Sus miembros (diputados provinciales) eran nombrados o controlados por el régimen – en la posguerra inmediata a propuesta de la Junta Carlista local y posteriormente mediante el sistema corporativo del Movimiento Nacional. Durante la Guerra Civil, la Diputación quedó presidida sucesivamente por figuras adictas al alzamiento: primero Cándido Fernández de Íchaso (designado en julio de 1936 tras la toma de Vitoria) y luego el carlista Eustaquio de Echave-Sustaeta (nombrado en noviembre de 1936). Echave-Sustaeta, periodista y político tradicionalista, fue Delegado de la Junta Carlista de Guerra y simultáneamente presidente de la Diputación alavesa entre 1936 y 1938, integrándose después en la estructura unificada del partido único FET y de las JONS. En los últimos años de la contienda ocuparon el cargo José Mª Elizagarate (1938) y José Mª Díaz de Mendívil (1938-1943), bajo cuya presidencia terminó la guerra y comenzó la posguerra.

Durante el franquismo pleno (1939-1975), la Diputación de Álava estuvo encabezada por dirigentes ligados al régimen. Entre 1943 y 1958 predominó el sector tradicionalista: por ejemplo, Vicente Abreu (1943-1944), seguido por Lorenzo de Cura (1944-1958). A partir de los años 50, con el inicio del desarrollismo, tomaron protagonismo personas de perfil más técnico. En 1958 accedió a la presidencia Manuel de Aranegui y Coll, quien ocupó el cargo hasta 1966. Aranegui –abogado vinculado a la oligarquía agraria local– supo combinar lealtad al régimen con cierta reivindicación del acervo foral alavés. Bajo su mandato la Diputación promovió la celebración de Juntas Generales conmemorativas: a partir de 1958 se comenzaron a realizar, dos veces al año, reuniones simbólicas de procuradores (alcaldes y representantes municipales) rememorando las viejas Juntas de Álava. Aranegui incluso amplió la representación en esas Juntas incorporando a los presidentes de las cámaras de comercio, industria y otros organismos, adaptándolas a los nuevos tiempos​. Si bien estas Juntas carecían de poder efectivo, mantuvieron vivo en la sociedad alavesa el recuerdo de sus instituciones forales hasta la llegada de “nuevos tiempos”.

Entre finales de los 50 y los 70, Álava experimentó un importante desarrollo socioeconómico. La Diputación gestionó con relativa autonomía los ingresos concertados, lo que le permitió invertir en obras públicas: construcción del pantano de Ullíbarri-Gamboa (embalse inaugurado en 1957) para abastecimiento de agua; mejora de carreteras e incluso apertura de nuevas vías (por ejemplo, apoyó la autovía Vitoria-Bilbao iniciada en los 70); promoción de polígonos industriales en Vitoria (como Gamarra-Betoño). Durante los Planes de Desarrollo nacionales, Álava captó industrias punteras: instalaciones de Mercedes-Benz (1954) y Michelin (1966) en Vitoria, diversificando su economía. La Diputación jugó un papel facilitador cediendo terrenos y otorgando incentivos fiscales, aprovechando su capacidad normativa en impuestos locales. Asimismo, impulsó servicios sociales provinciales (asistencia sanitaria a través del Hospital Provincial, fundado sobre la antigua Casa de Misericordia) y conservó su patrimonio cultural (continuó ampliando la excelente colección de arte contemporáneo iniciada en los años 30, que luego formaría el Museo Artium).

En los estertores del franquismo, la Diputación recayó en José Miguel Ruiz de Gordoa (1966-1968), Jesús María Abreu Ladrera (1968-1972) y Manuel Lejarreta (1972-1977). Estos últimos presidentes fueron alineados con el Movimiento Nacional pero debieron gestionar un contexto de apertura incipiente. Durante su mandato, además de proseguir la bonanza económica de los 60, debieron enfrentar las tensiones sociales de finales de régimen (huelgas industriales en Vitoria en 1974-75, surgimiento de oposición política clandestina). Aun así, Álava mantuvo su fidelidad institucional al franquismo hasta el fin.

Tras la muerte de Franco (1975), el Gobierno central nombró en 1977 a Cayetano Ezquerra Fernández como presidente de la Diputación alavesa. Ezquerra, de talante aperturista, fue el encargado de pilotar la institución durante la Transición. Bajo su administración (1977-1979) se iniciaron los preparativos para la restauración foral: se colaboró con el Consejo General Vasco preautonómico y se facilitó la convocatoria de elecciones democráticas.

Transición democrática y restauración foral (desde 1979)

Con la llegada de la democracia, Álava recuperó plenamente sus históricas instituciones forales. La Constitución española de 1978 reconoció en su Disposición Adicional Primera los “derechos históricos” de los territorios forales, abriendo la puerta a su actualización. El 26 de enero de 1979 se publicaron los Reales Decretos-Ley 1/1979 y 2/1979 que reestablecían las Diputaciones Forales del País Vasco, transformando las antiguas diputaciones provinciales en Diputaciones Forales con el carácter autonómico histórico. Consecuencia de ello, el 7 de mayo de 1979 se constituyeron de nuevo las Juntas Generales de Álava, Bizkaia y Gipuzkoa, más de 100 años después de su abolición. Ese día, en el Palacio de la Diputación de Vitoria, se reunieron los junteros elegidos en las primeras elecciones forales (celebradas el 3 de abril de 1979) y se proclamó a Emilio Guevara Saleta como Diputado General de Álava, restaurando así la máxima figura foral alavesa.

El período de la Transición (1979-1983) en Álava estuvo centrado en reconstruir el autogobierno foral sobre bases democráticas. En octubre de 1979 se aprobó en referéndum el Estatuto de Autonomía del País Vasco (Estatuto de Gernika), que en su artículo 3 reconoció a Álava, Gipuzkoa y Bizkaia como Territorios Históricos con instituciones privativas. Dicho estatuto, junto con la Ley de Territorios Históricos de 1983, dotó a las Diputaciones Forales y Juntas Generales de amplias competencias propias dentro de la Comunidad Autónoma. Álava recuperó así un órgano legislativo foral (sus Juntas Generales, parlamento provincial) y un órgano ejecutivo foral (la Diputación Foral) similar al esquema tradicional, pero ahora integrado en la estructura autonómica moderna.

Desde 1979, la Diputación Foral de Álava asume no solo las funciones provinciales ordinarias, sino también competencias forales específicas derivadas de su histórico autogobierno. En materia tributaria, se mantiene y actualiza el Concierto Económico: Álava conserva la potestad de regular y recaudar en su territorio los principales impuestos (IRPF, Sociedades, IVA, etc.) y de aportar un cupo al Estado. Tras la Transición, el Concierto se renovó (Ley 12/1981) extendiéndolo también a Bizkaia y Gipuzkoa, y desde 2007 se le dio vigencia indefinida dentro de un marco estable. Esto ha garantizado a Álava recursos financieros sólidos para ejercer sus competencias.

En el marco autonómico, las competencias se reparten entre el Gobierno Vasco y las Diputaciones Forales. A grandes rasgos, la Diputación Foral de Álava gestiona áreas como Hacienda (recaudación tributaria y contribución al presupuesto vasco), infraestructuras viarias, urbanismo y ordenación del territorio, agricultura y medio ambiente, cultura y patrimonio histórico, políticas sociales (servicios sociales, atención a dependientes) y desarrollo económico local, entre otras​. La coordinación con el Gobierno Vasco es continua, por ejemplo mediante el Consejo Vasco de Finanzas (donde Álava participa en la distribución de recursos) y convenios en materias compartidas (sanidad, educación – gestionadas por el Gobierno Vasco pero cofinanciadas con los fondos forales).

Desde 1979 se celebran elecciones forales cada cuatro años para elegir a los 51 procuradores de las Juntas Generales de Álava. Éstas, a su vez, eligen al Diputado General, que actúa como presidente del ejecutivo foral. El sistema sigue la tradición: el Diputado General presta juramento prometiendo “defender los Fueros, buenos usos y costumbres de Álava, un gesto que enlaza con siglos de historia foral. Una vez investido, el Diputado General nombra a su gabinete (el Consejo de Diputados Forales), conformando un gobierno foral con diferentes departamentos (hasta 10 máximo)​. En la actualidad, la Diputación Foral de Álava cuenta con 9 departamentos sectoriales además del propio Diputado General, abarcando desde Desarrollo Económico e Innovación hasta Medio Ambiente, Equilibrio Territorial, Hacienda, Políticas Sociales, Cultura, etc.​. De cada departamento dependen organismos forales (sociedades públicas y fundaciones) que gestionan servicios específicos – por ejemplo, la Fundación Catedral de Santa María, el organismo de Bomberos Forales, la Fundación Valle Salado de Añana para la preservación de las salinas, entre otros​.

En estos años de autonomía, la Diputación Foral ha desempeñado un papel crucial en el progreso de Álava. Impulsó la creación del Parque Tecnológico de Miñano (constituido en 1992 conjuntamente con el Gobierno Vasco) para atraer empresas innovadoras​, desarrolló una extensa red de carreteras comarcales y polígonos industriales en la provincia, y potenció los servicios sociales forales (como el Instituto Foral de Bienestar Social). También ha promovido proyectos emblemáticos de cultura y turismo: por ejemplo, el Museo de Arte Contemporáneo – ARTIUM, inaugurado en 2002 para exhibir la colección de más de 1.600 obras reunida por la Diputación en 40 años; la restauración de las históricas salinas de Añana; o la candidatura del Paisaje Cultural del Vino de La Rioja Alavesa a patrimonio.

Álava ha sabido combinar su identidad foral con la pertenencia al País Vasco y a España: sigue siendo el territorio menos poblado de la comunidad, pero gracias a su autogobierno maneja un presupuesto considerable (p. ej., en 2022 recaudó 2.729 millones de euros en impuestos y dispuso de un presupuesto propio de 650 millones). En años recientes, la Diputación ha puesto énfasis en políticas de equilibrio territorial (combatiendo la despoblación de las zonas rurales de Montaña Alavesa mediante planes de desarrollo) y en la sostenibilidad ambiental (Álava fue pionera en energía eólica y fotovoltaica en Euskadi, con el parque de Elgea y proyectos solares). Asimismo, colabora estrechamente con el Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz en iniciativas como la extensión del tranvía y el anillo verde, y con el Gobierno Vasco en proyectos estratégicos (como la llegada del Tren de Alta Velocidad).

En conclusión, la Diputación Foral de Álava, restablecida hace más de 40 años, se ha consolidado como la institución clave del territorio. Combina las tareas tradicionales de una diputación provincial con las específicas del régimen foral histórico, asegurando la defensa del autogobierno alavés dentro del Estado de las Autonomías. Su evolución demuestra la pervivencia de la foralidad alavesa desde la Hermandad de 1463 hasta el siglo XXI, adaptada a cada contexto político.

Diputado general

Al frente de la Diputación Foral está el gobierno foral de Álava, formado por el consejo de diputados y el presidente de estos, conocido como diputado general (en euskera, Diputatu Nagusia o Ahaldun Nagusia), que es elegido por las Juntas Generales de Álava, el parlamento provincial.

Diputados generales de Álava desde la Transición

Escudo del Diputado General de Álava
Legislatura Diputado General de Álava Inicio Fin
I (1979) 1 Emilio Guevara Saleta 1979 1983
II (1983) 2 Juan María Ollora Otxoa de Aspuru 1983 1987
III (1987) 3 Fernando Buesa Blanco 1987 1991
IV (1991) 4 Alberto Ansola Maiztegi 1991 1995
V (1995) 5 Félix Ormazabal Askasibar 1995 1999
VI (1999) 6 Ramón Rabanera Rivacoba 1999 2003
VII (2003) 2003 2007
VIII (2007) 7 Xabier Agirre López 2007 2011
IX (2011) 8 Javier de Andrés Guerra 2011 2015
X (2015) 9 Ramiro González Vicente 2015 2019
XI (2019) 2019 2023
XII (2023) 2023
Partidos políticos:  •      Partido Nacionalista Vasco •      Partido Popular del País Vasco •      Partido Socialista de Euskadi-Euskadiko Ezkerra

Elección e investidura del Diputado General de Álava

Constituidas las Juntas Generales de Álava, y en un plazo máximo de 30 días, se convoca un Pleno cuyo único punto en el orden del día es el de la designación del Diputado General. Con una antelación mínima de 72 horas, los Grupos representados que lo deseen deben proponer a la Mesa de las Juntas sus candidatos.

El día de la sesión, uno de los secretarios lee los nombres de los candidatos propuestos, que deben exponer su programa de gobierno ante las Juntas Generales. Después, intervienen en turnos de réplica los representantes de los Grupos Junteros. Una vez finalizadas las intervenciones, se suspende la sesión hasta la hora de la votación. El reglamento establece que será investido Diputado General aquel candidato que en primera votación consiga la mayoría absoluta de los votos, o la mayoría simple si se produjera una segunda votación. A continuación, se procede a la jura o promesa del Diputado General electo, que hace su entrada en el salón de plenos flanqueado por dos miembros del cuerpo de miñones, la policía alavesa, y dos maceros a su espalda. Ante el presidente de las Juntas Generales, pronuncia las siguientes palabras en castellano y euskera:

Juro / Prometo defender los Fueros, buenos usos y costumbres de Álava,
signo de autogobierno y libertad, en aumento de la Justicia.
Zin egiten / Hitz ematen dut Arabako Foruak, ohitura eta usadio onak gordeko ditudala,
autogobernu eta askatasunaren seinale baitira, justizia handitzeko.

Tras la jura, el presidente de las Juntas Generales le hace entrega de los atributos de su cargo, uno de los miembros de los miñones le manifiesta la lealtad del cuerpo y la de la ciudadanía alavesa, y se levanta la sesión con la interpretación de la tradicional canción vasca Agur jaunak por parte de los txistularis de la Diputación Foral.

Composición del gobierno

Gabinete para el periodo 2015-2019

Véase también

Referencias

  1. «BOE-A-2002-9969 Ley 12/2002, de 23 de mayo, por la que se aprueba el Concierto Económico con la Comunidad Autónoma del País Vasco.». www.boe.es. Consultado el 14 de abril de 2025. 
  2. «Álava-Araba. Historia - Auñamendi Eusko Entziklopedia». aunamendi.eusko-ikaskuntza.eus (en euskera). Consultado el 14 de abril de 2025. 
  3. Mallo, Borja (21 de mayo de 2023). «¿Qué es la Diputación?». Diario de Noticias de Álava. Consultado el 14 de abril de 2025. 
  4. «Historia». www.jjggalava.eus. Consultado el 14 de abril de 2025. 
  5. Relación histórica de Diputados Generales de Álava y Presidentes de la Diputación Foral desde el siglo XV
  6. Sistema de elección del cargo de Diputado General

Enlaces externos